El brasileño Carlos Burle podría establecer un nuevo récord de altura en el surf de olas grandes, justo en el lugar donde McNamara surfeó una colosal ola de 23 metros en 2011.
En el 2011, el surfista hawaiiano
Garrett McNamara sentó lo que parecía ser un récord imbatible para el
surf de olas grandes: un monstruo de 78 pies de altura (casi 24 metros)
en las opacas costas de Nazare, en la costa central de Portugal. Y fue
en ese mismo sitio donde el lunes pasado el brasileño Carlos Burle se deslizó sobre una montaña de agua que las primeras estimaciones colocan en el rango de los 100 pies (más de 30 metros).
En el marco de los Premios Billabong XXL Global Big Wave 2014, Burle afirmó en entrevista con Surfer Today
que su encuentro con la ola fue más cuestión de suerte que de
planeación: “Fue suerte. Nunca sabemos cuándo atraparemos la ola. Aún no
había surfeado ninguna ola y todos ya habían tenido sus vueltas. Maya
casi muere.”
Burle se refiere a su compañera Maya Gabriel, que horas antes había caído de una enorme ola:
“Era muy fuerte. Las olas
eran tan grandes y tan cerca de la costa. Nos estampamos… No sé cómo,
pero logramos llegar a la playa. [A Maya] le hicieron RCP [resucitación
cardio-pulmonar] inmediatamente, y tosió un montón de agua y comenzó a
respirar. Luego se la llevaron en ambulancia. Fue espeluznante.”
Fue por eso que para Carlos Burle “fue
un momento de gran adrenalina regresar allí después de lo que pasó”,
para subirse a la que podría ser la ola más grande jamás surfeada, si
así lo certifican los Récord Guinness próximamente.
El rescate de Gabriel pone una nota
épica en la historia de Carlos Burle. Tal vez no sea tan importante el
hecho de que su ola sea más alta o no que la de McNamara, sino el que
conseguirla haya sido una especie de ofrenda o sacrificio: una
coronación y una apuesta de revancha contra el mar mismo, y al igual que
todos los surfistas de grandes olas, un acto de valentía que, según
estas imágenes, parece lindar con la locura.